En el jardín (1ª parte)
- Antioch GB
- Dec 27, 2023
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Génesis 1:27 nos dice que "Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó". La Biblia del Mensaje lo dice de esta manera "Dios creó a los seres humanos; los creó semejantes a Dios, reflejando la naturaleza de Dios. Los creó varón y hembra". Todo lo que somos y lo que somos capaces de hacer como seres humanos salió de la mente misma de Dios. No llegamos a ser humanos a través de una serie de acontecimientos naturales o después de haber sido otra cosa en alguna forma de vida anterior.
Génesis 2:7 dice que "Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente". Dios tuvo la idea de un hombre perfecto en Su mente, luego hizo una semejanza física exacta de esos pensamientos, y luego terminó dando vida a Su creación. Como un alfarero con un torno y un trozo de arcilla, formó al hombre y lo convirtió en un ser humano vivo. Fue una sola acción, en un solo momento, y terminó en el mismo día.
Entonces, ¿qué significa ser "hecho a imagen de Dios"? Bueno, piensa en cómo un artista pinta un cuadro o escribe una pieza musical "desde cero". Por supuesto, la capacidad de Dios para hacer o crear cosas es mucho mejor que la nuestra, pero ni siquiera un artista humano puede evitar que su carácter (su forma de actuar y de pensar) se manifieste en las cosas que crea.
La Quinta Sinfonía de Beethoven nos dice algo sobre cómo era Beethoven, y el cuadro de La Última Cena de da Vinci nos dice algo sobre cómo era da Vinci. Después de escuchar diferentes piezas de música de Beethoven o de ver muchas de las pinturas de da Vinci, seríamos capaces de identificar rápidamente sus obras sin que antes nos dijeran quién las creó.
Pues bien, como Dios hizo todas sus creaciones, incluido Adán, "de la nada" y eran perfectas tal como Él las hizo, esas creaciones nos dicen mucho acerca de Dios. Lo mismo sucede con la Palabra de Dios que es viva (Heb. 4:12), perfecta (Salmo 19:7) y verdadera (Juan 17:17). Cuando Dios hizo algo, se "puso a Sí mismo" (todo lo que Él es) en ello, y por eso podemos mirar la creación de Dios o leer o escuchar algo de Su Palabra y decir con seguridad: "¡Eh, eso es Dios!". ¿Por qué? Porque la perfección formó parte de nosotros en algún momento y somos capaces de reconocerla, aunque nosotros mismos ya no seamos perfectos.
La Palabra de Dios puede incomodarnos porque algo que es perfecto se encuentra cara a cara con algo que no lo es. Pero, si abrimos nuestros corazones con fe, Su Palabra llegará a lo más profundo de nuestras almas y nos dirá: "Esta es la verdad perfecta, porque este es Dios"